25 sept 2010

¿Qué querías ser cuando fueras grande?

Mis primeros recuerdos tienen que ver con libros.

Aprendí a leer de muy chiquita. Una de las primeras cosas que leí fue la guía de teléfono.
Cuando estaba en preescolar, la maestra citó a mi mamá para decirle que las tareas me resultaban fáciles y me aburría en clase, así que terminaba haciéndoles el trabajo a mis compañeritos, y eso estaba muy muy mal.

Me gustaba jugar a la maestra, y eso quería ser de grande.

Después, mi papá me empezó a comprar libritos de Mafalda. No los entendía del todo, pero me gustaban. Pero más me gustaban los libros de mi mamá. Leía, sobre todo, libros de poesía.
Alrededor de los 7 años empecé a escribir "poemas". Me gustaba mucho un librito de Juana de Ibarbourou de una colección de Revista Anteojito, y uno de Neruda, que era de mi mamá.

Y decía que de grande quería ser poetisa.

Una señora que me conocía desde muy chiquita, compañera de trabajo de mi madrina, que estaba encantada con estas cosas, me empezó a mandar libros viejos de regalo, de cuando ella era chica. Libros amarillentos, descosidos, con las hojas que se quebraban al darlas vuelta. Louisa May Alcott, Jean Webster, y Mark Twain empezaron a ser mis mejores amigos. Quería escribir cuentos, aunque no me salían y me frustraba un poco. Soñaba con algún día poder escribir una gran novela, y tejía historias en mi mente.

De grande quería ser escritora.

Avanzando en el colegio primario, y entrando en la preadolescencia, me volvió a gustar enseñar. Empezaba a despuntar mi vicio de maestra ciruela, ayudando a mis compañeros y siendo una nerd absoluta con 10 en todo. Me empezó a gustar mucho la historia, muy influenciada por mi papá. Todas las noches en mi casa había maratón de History Channel con café y largas charlas donde él me contaba libros, historias de batallas, anécdotas políticas y sucesos históricos varios.

De grande quería ser profesora. Quizás profesora de historia.

Empezó el secundario. Siempre seguí escribiendo, pero empecé a agarrar la costumbre de revisar todas las cosas viejas que escribía, pensar que eran horribles, y tirarlas. Guardo muy pocas de las cosas que escribí cuando era apenas una nena. Tuve mi primer computadora, y cambié los cuadernitos por archivos de Word. Por esa época, empecé además a sacar un poco la nariz de los libros y a preocuparme mas por las cosas que pasaban a mi alrededor. 

Y de alguna manera decidí que de grande quería ser periodista.

En el secundario hubo un año que en "Educación Estética" podíamos elegir entre tener clases de Teatro o de Periodismo. Es lo mismo que decir "durante dos horas separamos a la gente cool de los nerds sin remedio"
Toqué el cielo con las manos. En mi clase eramos 15 como mucho, un solo varón y todas chicas. Y creo que era la única que verdaderamente prestaba atención y hacía las cosas. Escuchábamos programas de radio, analizábamos noticias, y escribíamos. Obvio que mis compañeras estaban mas preocupadas por si les estaban creciendo o no las tetas, pero yo estaba enloquecida con las cosas que iba descubriendo.
Mi profesor me habló de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA. Y sentí que por fin encontraba lo que quería hacer, algo que reunía todo lo que me gustaba. Estuve un par de años averiguando cosas, informándome, leyendo, esperando que llegara el momento.
Tan ansiosa y segura estaba, que terminando cuarto año del colegio me anoté para al año siguiente empezar a cursar el CBC por la modalidad UBA XXI. Así, mientras hacía quinto año, cursé también 3 materias del Ciclo Básico Común.

Nerd, but really happy.

(un año de blog, las mismas preguntas, cada vez menos respuestas)

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